Sabor a belleza

Puede parecer una moda que como tantas otras pasan por nuestra vida sin hacerles mucho caso. Puede ser una forma de ser conscientes de todos aquellos recursos que están en nuestra mano. De recuperar el pasado remoto o de innovar hacia un futuro mejor. Sea la razón que elijamos, lo cierto es que incluir el maravilloso mundo de las flores en nuestra mesa atiende a todos nuestro sentidos.

Color, olor, sabor… incluso ¿por qué no? Aquél clásico dígaselo con flores puede aparecer por sorpresa en nuestros platos. Puede decorar una receta diaria convirtiéndola en especial, convertirse en un mensaje de hospitalidad, de alegría y aportar sabores delicados que por sí solos se convierten en motivo suficiente para cocinar con flores.

Además están al alcance de cualquiera, es fácil cultivarlas en casa, en macetas, en jardines, en invierno, en verano… siempre a mano nuestras mas populares flores pueden transformarse en un plato con regusto.

Pero no solo estamos hablando de algo de todos los días, de algo cotidiano. Los grandes chefs, esos que marcan tendencia en la cocina, que innovan y experimentan con el paladar a través de la tradición de la experimentación. Esos también tienen presentes las flores en sus restaurantes, estudian sus sabores y las múltiples combinaciones posibles con sus platos.

Édouad Loubet  corona un flan de espinacas con flores de primavera: flores de borraja, de jaramago, de mejorana de perejil y de malva. Brotes de cerezo y brotes de pino añaden aroma y color.  Sólo nombrarlas ya dan una idea del aporte de aroma y sabor a este plato tan sencillo,  que culmina con un tapizado tan hermoso.

 ¿Y un sirope de lirios sobre una piña a la plancha, acompañada de helado de lirios que tenga como base ese mismo sirope? Ahora sin foto, sin receta pero qué evocador de sabores y belleza.

En España, Rodrigo de la Calle @rdelacalle se define como gastrobotánico, cocina lo que le ofrece la naturaleza.

Busca tus flores favoritas, sus propiedades porque no todas son comestibles pero te sorprenderá que la mayoría sí. Recuerda su color, su aroma y saboréalas antes incluso de presentarlas sobre uno de tus platos. Mezcla sin miedo, empezando por las mas sencillas, las mas cercanas y mucho mejor si están cultivadas por ti, en tu entorno, ya sabes kilómetro 0.

¿Y qué podemos encontrar?

Capuchina, clavelinas y claveles, de sabor ligeramente picante similar a la nuez moscada. Utilizadas para sopas, ensaladas, carpaccios o directamente en boca.

Caléndula o Maravilla, de sabor un poco amargo. Secas y machacadas sustituyen al azafrán. Se degustan en arroces, tortillas, pescados, ensaladas.

Tagetes, amargo cítrico, acompañan muy bien arroces, ensaladas, bebidas.

Pero que tampoco te importe compartir,  una flor es siempre bienvenida. Habla con amigos, comenta e intercambia recetas. En 2014 desde MERCODES participamos en la iniciativa de #Conamachef, experiencia 2.0. para publicar las mejores recetas con argumentos ambientales.

Nosotros te invitamos a degustar nuestra receta “a pie tortillas”. Convertir cualquier jardín en jardín comestible que te suministra alimentos ecokm0 y te ayuda a reducir considerablemente los residuos de tu basura.

En definitiva saborea la belleza. Estás a tiempo de contar con nuevos compañeros de mesa. Es tan sencillo que puedes comenzar ahora mismo ¿qué flor tienes en mente? Mira si está a tu alcance y si es comestible.